La historia que se narra en el cuento de Jakob Grimm
«Los músicos de Bremen» es la de cuatro animales, un burro, un perro,
un gato y un gallo, que viven en el poblado de Dibbsersen, en la Baja
Sajonia de Alemania, cuyos dueños han decidido sacrificarles, porque
consideran que, por su vejez, éstos sólo consumen comida y ya no les son
útiles para el servicio doméstico. Los animales se encuentran después
de que cada uno, en forma independiente, haya huido de la casa de sus
respectivos dueños. Al conocerse, deciden iniciar un viaje con destino a
la ciudad de Bremen, ciudad hanseática
liberal y abierta al mundo, conocida por su simpatía por los
extranjeros. En su camino hacia Bremen, estos exiliados que huyen de la
condena a muerte, llegan al anochecer a una choza en la que están
pernoctando unos bandidos. Con el objeto de amedrentarlos para ocupar
ellos la vivienda, forman una figura esperpéntica con sus cuerpos, al
treparse en la espalda de cada uno de ellos, en el orden que se ha
mencionado. Así emiten los sonidos propios de su especie, en unísono, lo
que hace huir de terror a los bandidos. En el cuento, en realidad no se
sabe si los peregrinos llegaron a Bremen o se quedaron en el camino en
una de sus aventuras melódicas.
Hay que señalar que nunca se llega a conformar el grupo musical y en ningún momento los cuatro compañeros llegan a ser músicos.